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Historia del Bouvier de Flandes

Historia del Bouvier de Flandes

En primer lugar y dentro de su polivalencia funcional, debo diferenciar al perro boyero como conductor de ganado mayor del de pastoreo, si bien coincidirán muchas de sus labores.

El Bouvier ó Boyero de Flandes, como su nombre indica, es una raza autóctona de esta región, que abarca, sin fronteras naturales, una franja de tres países: Francia, Bélgica y parte de la provincia de Zelanda en Holanda, su ascendencia es confusa y contempla diversas teorías que favorecen a quien las desarrolla, creando una polémica que retrasó considerablemente su reconocimiento oficial .

 Como precedentes históricos, en 1612, encontramos un grabado de piedra de una caseta de perros, situada en la masía de Bogaerts, perteneciente a la abadía de Ter Duynen cerca de Knokke, indicando la existencia de perros para la guarda de sus vacas, a los que llamaban Boever, nombre que se irá repitiendo a lo largo de los siglos siguientes, incluso en el catálogo de la exposición de Amberes de 1937. Innumerables pinturas flamencas, con motivos de caza mayor nos ofrecen rasgos de cómo podían ser los antecesores del bouvier, por ejemplo Jan Fyt en el siglo XVII, en su obra “Cazando osos salvajes”, donde se observan, entre otros, ejemplares que recuerdan al bouvier. P. Potter, también en el XVII, nos muestra una pintura, en la que se observa un cruce entre “Matin” y perro de pastor, posible forma primitiva de bouvier, el mismo pintor nos ofrece en otro cuadro, un perro atado a una caseta, cruce entre greyhound y perro de pastor. El profesor Adolphe Reul, en su publicación “ Las Razas de Perros”, editada en 1891, no los valora como raza, aunque los diferencia del perro ganado por su comportamiento y aspecto :

 “es mas mordedor, mas fiero, mas fuerte …y mas rústico” y lo describe como perro típico de los negociantes de ganado. En 1894 conde Henry DeBylant publica en su libro “Races des chiens”, una foto de aduaneros acompañados por claramente un bouvier que recuerda al actual. En otra foto publicada en “Toepoel´s Honden Encyclopaedia”, alrededor de 1900, se observan a tres aduaneros con sus perros, dos de ellos recuerdan al tipo bouvier . En 1905 el conde DeBylant, en su publicación “Perros de todas las naciones”, diferencia dos tipos de bouvier, el francés y el belga, a su vez los distingue del Brie.

En la última parte del siglo XIX empieza a florecer un cultura cinófila que se va organizando con la formación de Sociedades y Clubs caninos, que celebran exposiciones y van perfilando los diferentes rasgos que definen los caracteres raciales de las razas en cuestión, influenciando e influenciándose recíprocamente criadores y Clubs, y que por supuesto le afecta al Bouvier, creándose dos tendencias claramente diferenciadas y de origen regional-nacional, dirigidas por dos criadores de la época : La belga, encabezada por M. Moerman y la francesa por M. Paret

 Los belgas, basan su origen inmediato el en el bouvier de Roulers, de no menos de 70 cm. a la cruz, perro mastinoide, de cabeza mas larga , pecho menos ancho y todo negro, que a su vez, podía descender de perros criados por monjes de la abadía de las Dunas, cerca de Coxyde, los cuales gracias a sus relaciones comerciales con Inglaterra, poseían lebreles escoceses de pelo áspero –Deerhounds–, que posteriormente se cruzaron con mastines, buscando poderosos y resistentes perros de guardia, a los que que se iría cruzando con distintos tipos de perro de pastor de la zona. Mientras que los franceses, se apoyan en cruces entre pastor de beauceron y grifones, quizás ayudados por el barbet, e incluyendo, también sangre del bouvier de las Ardenas, de tamaño inferior y fogoso y desconfiado temperamento, raza actualmente reconocida.

En la importante exposición canina de Ypres de 1911, el juez M. Embrechts, los dividió en tres categorías, catalogando como de tipo Moerman , nombre que lo tomó del criador mas representativo al de origen belga. Otro de los tipos fue el criado por M. Paret y utilizado por el ejército francés, Mientras que el tercero de los tipos de M. Embrechts, fue el tipo Briard, aludiendo a la influencia de dicha raza.

 En 1912, el Bouvier Club de Courtrai, intenta la creación de un Standard de la raza, pero las discusiones derivadas sobre el verdadero tipo en torno a los ejemplares reunidos, con dominancia del tipo Roulers, lo impide. Curiosamente, en 1913, aparece en el L.O.S.H. belga una definición de “Roulers”

En 1914 llega la Gran Guerra y la región de Flandes destaca por su actividad bélica, como consecuencia nuestro Bouvier es utilizado para perro de mensajería, transporte, guarda, salvamento y servicios sanitarios, gracias a sus innatas cualidades. El resultado es caótico, ya que el número de bajas es tan elevado que la raza está al borde de la extinción. Acabada la contienda un grupo de militares encabezados por el capitán veterinario Darbi y con la Real Societé de Saint Hubert, empiezan la reconstrucción de la posible raza, uniendo lo mas parecido entre sí . En 1922, el Club Nacional Belge desarrolla el Standard ideal, que no obtendrá ninguna repercusión práctica. Con motivo de la exposición de Lille en 1937, hubo una reunión de dos comisiones franco-belga, que expusieron un proyecto de Standard que guió a la raza hasta 1965, en la que la FCI. homologó el decisivo, gracias a una última y determinante comisión formada en 1959, que redactó el definitivo Standard que aunó todos los criterios interesados. Dicha comisión estuvo formada por M. Chastel, M. Martinage y M. Verbank, en representación de Bélgica y el Dr. Le Lann, M. Torpe, M. Malaquin y M. Martineau en representación de Francia.

 

Personalmente, creo que todos tienen su razón y que casi todas estas posibles “razas y subrazas formadoras”dieron origen a la actual, ya que según la comarca en cuestión se utilizaron los cruces de los animales disponibles, buscando evidentemente una funcionalidad, que con el tiempo se iría perfeccionando en base a su rendimiento, que era el mejor Standard natural para dicha selección.

 

De cualquier forma, el resultado actual es fruto del trabajo realizado en los últimos 50 años, como ya señaló M. Verbank, pero no debemos olvidar el origen y formación de esta raza, tan discutido, por ser varios países los que se atribuyen su paternidad y en el que todos argumentan sus lógicos razonamientos. Viéndolos desde la perspectiva actual y sin restarle importancia a sus orígenes, bien con sangre de alanos y mastines españoles procedentes de los tercios de Flandes, bien con otros sobrenombres de Pikhaar –pelo que pica—ó “Vuilbaard –barba sucia–, Koehond –perro de vacas–, “Toucheur de boeuf –manejador de ganado–, también podemos estudiarla bajo su “funcionalidad” e interpretar gran parte de sus origenes. Por lo tanto si lo valoramos como un semimoloso, con rasgos molosoides y lupoides, tanto en su morfología – potencia y agilidad– como en su comportamiento –defensor y conductor, no es difícil imaginar que son el resultado una selección con objetivos de utilidad en la que intervinieron las castas que habitaban la región y mas interesaban, valorándose mas su rendimiento que su homogeneidad física, que llegaría mas tarde con la elaboración de los diferentes standards que han recorrido la historia de la raza hasta el actual :

Su pelo áspero, de fuerte textura y doble capa, es el que se requiere para el clima de Flandes, adaptándose a la intemperie, lo que valida la sangre de Deerhound, por una parte y grifones y barbets por otra.

La formación de una cabeza poderosa y maciza, con un cráneo de proporciones 3/2 con el hocico, que es ancho y fuerte, denotan la influencia de sangre de molosos, tanto tipo alano, como de mastín, y mas la de este caso teniendo en cuenta sus discretas arcadas cigomáticas. Su poderoso cuello, su tronco con costillas arqueadas, nunca planas, su riñon ancho y muy musculado, sus angulaciones traseras –que mas tarde trataremos– nos llevan a una raza que puede realizar otras funciones a parte de la conducir el ganado; indudablemente la de guardián, herencia claramente acentuada y por su poderío físico, la de animal de carga y transporte, función se que cumplimentaba al unirlo a un carrito en el que se cargaban distintos tipos de mercancía, fundamentalmente grandes recipientes de leche, incluso para la fabricación de mantequilla en las viejas granjas, teniendo que hacer girar una enorme rueda que generaba la fuerza motriz para batirla.

Su instinto innato de perro de pastor y conductor de ganado, nos lleva al beauceron y briard – muy emparentados entre si—sin descartar a otros tipos de perro pastor existente en la zona, como ya se indicó..

Para realizar su función de bouvier, debe de poseer una morfología que se lo permita y esta, se refleja perfectamente en el Standard.

Actualmente, y desde hace unos años, nos estamos encontrando en las exposiciones, que son el punto de referencia donde se determina la máxima selección de las Razas, algunas tendencias que buscan la espectacularidad en detrimento de la tipicidad, propiciados por jueces que no valoran el daño que se le puede hacer a las características raciales y, por lo tanto a su funcionalidad . En el caso del Bouvier de Flandes, nos tropezamos con que se prima a un tipo de perro con una sobrecarga de moloso y unas angulaciones traseras excesivamente desarrolladas con una calidad y arreglo de pelo desmesurados, que distan del aspecto de rústico. Todo ello, hizo que se reunieran los clubs tanto francés, como belga y publicarán el llamado “Tratado de Amiens”, en el que censuraban gravemente todos estos excesos y recordaban el Standard, invitando a todos los Jueces a seguirlo.

 Como juez, uno de los problemas mas graves, con evidentes signos de selección, que observo, son las acentuadas angulaciones traseras, acompañadas por atractivas líneas superiores descendentes, que ante los ojos del profano son una auténtico espectáculo ver como se mueven y trotan abarcando terreno, pero ante la realidad funcional, son realmente caóticas, porque le anulan toda la tipicidad para la que la raza ha sido creada, por lo tanto atentan gravemente contra su esencia. . El Standard describe un fémur, ni demasiado recto ni demasiado inclinado, con una angulación ideal de 110ë, al igual que la tibia ( cuya angulación con este es de 130ë), corvejones paralelos entre si y metatarsos perpendiculares al suelo, por lo tanto deberemos de descartar y penalizar severamente en los juicios, a los ejemplares, cuyas angulaciones, tengan el fémur recto, la tibia excesivamente inclinada y los metatarsos inclinados con relación a su vertical al suelo, los motivos son obvios, ya que le restan gran parte de su capacidad para saltar cuando están trabajando con la res y esta le propina una patada, rasgo típico del Bouvier, es saltar y caer en el mismo sitio, como si de una pelota si tratara, ahora comprendemos el porque, pura funcionalidad, en la que está en juego su integridad física.

Otros de los problemas con el Standard, es el de la calidad de pelo “ áspero al tacto …”, cada vez con mas frecuencia, nos encontramos pelos de poca textura, incluso sedosos, creo que existe una relación directa entre el tipo de vida que llevan estos animales y su calidad de pelo, ya que necesitan menos el pelo típico para vivir, puesto que sus habitas nada tienen que ver con su origen.

 

Como problemas morfológicos frecuentes, nos encontramos, aparte los anteriormente mencionados: cráneos más estrechos de lo deseable, que generalmente van acompañados con hocicos mas alargados y también insuficientemente anchos, que incumplen la proporción cráneo/hocico 2/3, encontrándonoslos en 1/1, lo que repercute negativamente en menor potencia mandibular. Por otra parte, este tipo suele tener un radio óseo más largo de lo deseable y un costillar insuficientemente arqueado, o lo que es lo mismo, costillas demasiado planas (lo que implica menos capacidad torácica, restándole funcionalmente potencia y resistencia. Por otra parte, este tipo de sujeto, suele tener una estructura demasiado ligera, tórax de insuficiente altura, lo que acentúa el poco perímetro torácico, que a no llegar a los codos, puede desembocar en malos aplomos delanteros, con problemas en codos excesivamente juntos y manos abiertas. Sus cruces, suelen demasiado altas, con los húmeros rectos, propiciando una angulación delantera excesivamente abierta (la ideal es de 118ë), repercutiendo en un escaso avance delantero. Nos encontramos también, a veces con ojos redondos, cuando deben de ser algo ovalados. Línea dorsal ensillada, continuada por grupas caídas excesivamente en forma de pupitre.

El Bouvier de Flandes es una raza, que, desgraciadamente, no está exenta de displasia de caderas y codos, si bien el porcentaje parece ser inferior a otras razas de su tamaño, por lo que es más que aconsejable, necesario para seleccionar correctamente, que todos los ejemplares dedicados a la cría, estén oficialmente libres, dada su evidente influencia genética.

En España, es una raza minoritaria, si bien ha tenido sus momentos de popularidad, fundamentalmente en la década de los `08, donde se podían observar esplendidos Ring, en cantidad y calidad, dentro de sus posibilidades. Es muy apreciada y valorada por criadores de otras razas. A nivel social es confundida con el Rieserschnauzer, algo más difundida.

Si nos referimos al carácter, mencionaré que aún hoy, se siguen realizando test en los que se valora la reacción del animal ante las reses, para evaluar su instinto atávico, entre otros tipos de pruebas. M. Chastel, considerado padre moderno de la raza, muestra su preocupación por el carácter, e indica que hubo líneas de Bouvier famosas por su excesiva agresividad y ha sido mucho el trabajo de selección dedicado a desterrar esta sangre para conseguir una Raza equilibrada y que nunca deberemos de caer en el lado opuesto criando animales inservibles. Concluiré con la frase de un celebre juez y criador de la raza que decía “un buen bouvier es aquel que es capaz de defender a su dueño”.

 En definitiva, nos hallamos ante una raza polivalente, cuyas condiciones y dotes naturales, son realmente extraordinarias, no en vano está sometida a pruebas de trabajo por la FCI.

Alfonso Castells Lladosa

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